
Muy bien lo ilustra Rocha en La Jornada: el peñismo dejó una huella trascendente: ni se ha podido vender su avión presidencial, ni se pudo quitar su reforma energética… Y háganle como quieran. Claro que también nos dejó una violencia creciente, una deteriorada imagen presidencial -la de AMLO en lo personal está bien, pero en tanto institución…– y algunos otros deterioros que no hay para cuándo resolver. Mientras tanto, él jugando golf en España se la pasa a toda madre.