Ante la propuesta presidencial para transformar el INE al Instituto Nacional de Elecciones y Consultas, la reacción de parte de la sociedad —y la oposición— ha sido decir que “el INE no se toca” y organizar una marcha este domingo. Y con cuatro días en que se ha hablado del tema en la mañanera, el presidente ya logró magnificarla y hacerla mucho más grande de lo que esperaban. Lo hizo de una marcha en contra de una propuesta de ley a una especie de referendum y ataque anti AMLO. Aunque ya salieron sus simpatizantes a que no hay que temer: no lo van a desaparecer, lo van a “arreglar” y hacer “más independiente”. Pero al estilo de la 4T, por lo que no hay que estar nerviosos: debemos apanicarnos y participar en la marcha. Porque si, todos estamos de acuerdo en darle menos dinero a los partidos, reducir los sueldos de los consejeros y el número de diputados. Pero no queremos darle la organización de las elecciones al gobierno, dejar que el presidente ponga a los consejeros él solito o que desaparezca el TRIFE. La iniciativa destruye al INE como lo conocemos. Dejaría de ser un eficiente órgano para administrar y organizar elecciones, al pretender cancelar el Servicio Profesional Electoral, que afecta la organización de comicios. Le quita el padrón electoral y lo convierte en una lista nominal controlada por el gobierno, que decidiría quién vota y quién no. Y elimina la independencia en la elección de consejeros. En fin, que sus arreglos generan más nervio que tranquilidad. Alarcón en El Heraldo.