
Ayer placeó el presidente a tres de sus corcholatas: con Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López en el templete, y con Marcelo Ebrard cerca, le faltó nada más Ricardo Monreal -que no es, pero quiere ser precandidato presidencial con el aval de AMLO-. Y dice que cualquiera de ellos puede ser. Nada más le faltó aclarar que no necesita «una corcholata», sino «una tapadera»: alguien que esconda todos sus errores, le garantice continuidad de sus obras insignia -aún no terminadas, aunque ya estén inauguradas o en proceso- y le garantice impunidad ante las múltiples responsabilidades que se le van a venir… Y justamente por eso se vé por qué Monreal -que hay señalado errores de la 4T y ha tendido a negociar con la oposición- o MEC -que ha resuelto todo tipo de problemas, pero que no continuará con muchos sinsentidos- no son parte de los favoritos presidenciales. Horax en Milenio.