Que trataron de correr a Pedro Castillo de la presidencia de Perú tres veces, y no lo lograron. Hasta la tercera. Y eso porque él, para defenderse del despido potencial que se le venía, decidió desaparecer el Congreso. Aunque, como presidente, puede hacer eso. Pero ni siquiera eso supo hacer. Porque hay un procedimiento formal para disolver los poderes y no lo siguió. Pedro es uno más que cree que el voluntarismo basta para gobernar y que los deseos de los presidentes son ley que todos tienen que cumplir de inmediato y sin chistar. Pues no. Para eso se necesita un congreso dócil, uno que reciba una iniciativa de ley de 307 páginas y el mismo día en que lo recibe lo dictamine y lo vote en el pleno. Uno como el Congreso lopezobradorista. Pero no todos tienen esas ventajas. Chavo del Toro en El EconoEconomistamsita.