Que ya no tendremos «austeridad republicana». Avanzaremos a la «pobreza franciscana». Es un nivel en el que se gastará aún menos, no habrá viáticos para viajes, se harán videollamadas en vez de juntas presenciales y se recortará mucho más el gasto. Eso si, se aumenta el presupuesto para el tren maya a 20,000 millones de dólares y se aportan otros 22,000 millones de pesos a la refinería Dos Bocas; se anuncia que se mantendrán los programas de apoyos sociales. Y la corrupción del hermano Pío y del hermano Lobo (Bartlett) seguirá sin investigarse, porque además de fomentar la pobreza, San Francisco de Asís era famoso por amar a los animales y a fomentar el perdón, incluso a los peores. Y, en eso, parece que sí estamos siendo muy franciscanos.