En pleno día hábil, el presidente se fue a jugar beisbol. Y en una de las fotos de tan «magno evento», apareció su hijo menor, Jesús Ernesto. El joven se ve pasado de peso, por lo que en redes sociales cundieron las agresiones contra su aspecto físico, y descalificaciones contra el papá: «si así descuida a su hijo, por supuesto que descuida al país». Brincó con justa indignación: «Hasta en las verdaderas mafias se respeta a la familia». También reiteró, tras las grabaciones de la «negociación» entre el Fiscal General y el padre de Emilio Lozoya, negociando la impunidad para el ex director general de PEMEX. Sobre ese clarísimo caso de corrupción, el presidente insistió: «le tengo confianza al fiscal, es como de mi familia». ¿El señor que ha usado todo su poder para perseguir a su ex cuñada, porque no supo cuidar a su hermano que presuntamente fungía de prestanombres para lavar dinero y que se murió sin darle los passwords de acceso a las cuentas? Pues si: se ve que NO son verdadera mafia, porque ni ellos respetan a su propia familia. Chavo del Toro en El Economista.