Dice el refrán «candil de la calle, obscuridad de la casa». Pero Alarcón en El Heraldo nos puso a pensar en una variante válida: «Florero de la calle, florero de la casa». Y es que suena absurdo -por decir lo menos- que México, uno de los países con más feminicidios, violencia doméstica, narcotráfico impune -de hecho, somos el país sin guerra civil con más muertos en el mundo- y dónde hasta violar el reglamento de tránsito es deporte nacional… Ya no digamos que al presidente López Obrador la relación con el mundo le parece irrelevante y hasta inútil, Y ahora no únicamente somos parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: lo vamos a presidir en la persona de Juan Ramón de la Fuente. ¡Viva México y su congruencia, cab…!