Ahora que la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, creada a propuesta de Felipe Calderón) tuvo una desairada reunión en el Palacio Nacional en México, a la que no asistieron Argentina, Brasil, Chile ni Colombia, y en la que «como caballeros» y en la cara, Uruguay y Paraguay se quejaron de la presencia del venezolano Maduro y el cubano Díaz Canel «porque no son democracias y maltratan a sus pueblos, en donde no hay disenso, estado de derecho ni libertad» -y también embarraron a Nicaragua en esas conductas-; y después de que López Obrador dejara que la fiesta del Grito y el Desfile de Independencia fueran sobre Cuba y «el embargo criminal de EE.UU.», nos queda claro que el Cartón de Paco Calderón va a pisar muchos callos: el embargo a Cuba no existe; que EE.UU. no comercie con ellos no es técnicamente un embargo… y mientras acá nos peleamos con Estados Unidos para defender a quien le ordenó a su ejército atacar y matar a su pueblo en los recientes disturbios -tal como en el odiado Tlatelolco 1968-, la Unión Europea aceptó cancelar el tratado de libre comercio con Cuba precisamente por sus violaciones a los derechos humanos. Y eso nos hace preguntarnos, ¿De qué lado de la historia queremos quedarnos? ¿Alineados con un dictador nada más porque «aguantó medio siglo la presión de EE.UU.», o con nuestros principales socios comerciales y con la mayoría de las democracias que integran la CELAC? Creo que, en ese sentido, la mayoría de los mexicanos si sabemos… el tema es que nuestro gobierno va exactamente para el otro lado, deseando congraciarse con los tiranos latinoamericanos, ansiando que reconozcan que AMLO es el Nuevo Bolívar… lo que tampoco lograron. ¡Vaya pifia! Click sobre la imagen para agrandar.