
Dice el presidente López Obrador que él es juarista. Y con el apotegma aquel de «para los amigos, justicia y gracia; para los enemigos, justicia a secas» le viene bien. Mientras un juez determinó que el desaforado Mauricio Toledo no puede asumir su curul nuevamente -fue reelecto, pero por un distrito de Puebla por el PT en vez de por lista del PRD en Coyoacán- porque tiene una investigación penal en marcha, él ya está exiliado en Chile -país natal de sus padres- y se ve poco menos que imposible que sea detenido y juzgado. Pero Ricardo Anaya, ex aspirante presidencial que compitió contra López y que ya anunció que buscará la presidencia nuevamente en 2024 y que lleva varios meses publicando videos críticos en contra del presidente -que llevan más de 70 millones de visitas-, anunció que se irá del país porque «quieren encarcelarme basados en las mentiras de Emilio Lozoya, quien. me acusó sin pruebas ni motivos, pero al que ya le creyeron». Y el candidato que prometió que «todo crimen debe castigarse» no se esperará a pasar la próxima temporada electoral en la prisión y mejor ya voló también… Parece que a Atlanta, donde vivió su familia durante buena parte de su campaña «para evitar riesgos». Así no se puede. Excepto porque queda claro que esos pájaros de cuenta seguirán huyendo… con o sin razón para ello. Porque inocentes, lo que se dice inocentes, no son. La duda es si hicieron el delito por la que los persiguen, o si en realidad los acusan con algo, sean o no culpables. ¡A volar, pollitos en fuga! Rapé en Milenio.
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