Ayer, el aún gobernador perredista de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo fue a plantarse a Palacio Nacional una vez que el presidente López Obrador le dijo en una mañanera que «si tiene pruebas del involucramiento del narco en la elección de Michoacán, que las presente y si no, que se calle». Pues ayer llegó sin cita, se plantó cuatro horas y no solo no fue recibido: en la mañanera el presidente le dijo que «no le iba a abrir porque eso era un tema electoral y él no se mete a esos». A pesar de que, tan se metió, que lo emplazó a hacerlo. Y si bien legalmente las pruebas o denuncias debían hacerse en la FGR, también parece que el presidente prefiere llevarse mejor con los personajes de su País de las Maravillas (incluyendo a los narcos) que con los problemas reales. Alarcón en El Heraldo, haciendo una magnífica reinterpretación de la fiesta del té en «Alicia en el País de las Maravillas», de Lewis Carroll.