Pues dirá el presidente lo que diga… pero uno de los peores rasgos de su gobierno fue el mal manejo de la respuesta ante la pandemia del COVID-19. Primero, con negarse a acatar recomendaciones como el uso del cubrebocas, luego con decir que no era necesario el aislamiento. Siguió con la manipulación de las cifras y el uso incorrecto del semáforo epidemiológico. Pero el colmo fue con la manipulación en la aplicación de vacunas: las pusieron Siervos de la Nación a tomar los datos personales y militares, marinos y Guardia nacional en la aplicación y supervisión, en vez de personal de salud. Y antes de las elecciones se pusieron 1 millón de dosis al día. Hoy fluctuamos entre 250 y 600 mil diarias. Dijo el presidente que es «porque no hay disponibilidad de vacunas», pero el reporte de Salud nos habla de que hay 10 millones de dosis en bodega y 1 millón «perdidas»: es la diferencia entre las recibidas, las aplicadas y las que están en bodega. Dicen que hubo un uso electoral de la vacuna, lo que el gobierno niega… pero no se puede ocultar que se aceleró la aplicación las últimas dos semanas previas a la elección, y que no volveremos a ver ese ritmo, nunca. A menos que la pandemia siga en las próximas elecciones…. Horax en Milenio.