Calificaron como “artero ataque de la Presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, contra el expresidente del mismo órgano, Arturo Zaldívar, el hacer pública que se hacía una investigación en su contra y de otros 61 miembros del poder judicial. Se les acusa por al menos cuatro delitos —incluyendo extorsión y manipulación de la justicia—. Ante ello, el Presidente salió a decir que él lo defiende, que es un hombre honorable y que justamente lo persiguen porque se opone a la corrupción judicial. Pero se le olvida que la acusación contra Zaldívar arranca cuándo en una mañanera declaró que con Zaldívar se podía dialogar “y el nos ayudaba a sensibilizar a los jueces en casos que nos eran importantes”. O sea, tráfico de influencias… Una de las acusaciones en su contra estos días. No, bueno, con ese abogado del diablo, el juez está perdido y el exministro, estrellado. Horax en Milenio.