
Pues tan sencillo que sería seguir las reglas del juego y llegar de Plan A a las urnas (inténtenlo, está sencillo). Pero no: Morena quiere demoler el andamiaje institucional electoral que nos hemos dado por casi 30 años, y todo porque las reglas que querían siendo oposición ya no les sirven siendo gobierno. Por eso, su Plan B incluye darle el control del registro de electores al gobierno; eliminar el 80% del Servicio Profesional Electoral, permitir que los funcionarios públicos hagan propaganda electoral con recursos públicos (siempre y cuándo no paguen anuncios) y otras lindezas que hace cinco años hubieran considerado inviables. Y como traen aplanadora, les valemos la sociedad civil y la oposición. Lo suyo es una demolición. Alarcón en El Heraldo.