El Papa Francisco tuiteó sobre el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en una iglesia en Chihuahua: «Expreso mi dolor y consternación por el asesinato en #México, anteayer, de dos religiosos jesuitas y de un laico. ¡Cuántos asesinatos en México! La violencia no resuelve los problemas, sino que solo aumenta los sufrimientos innecesarios». Para su buena suerte, el presidente López Obrador no leyó una severa condena a su gobierno, sino un aval a su estrategia de «abrazos, no balazos» por la parte de «la violencia no resuelve los problemas». Así que Su Santidad puede estar tranquilo: nadie lo va a agredir o acusar en la mañanera, no inquirirán por sus ingresos, no se harán públicos sus negocios o propiedades (como le ha pasado a Carlos Loret y a otros críticos presidenciales), ni tampoco lo acusarán de ser cómplice de Felipe Calderón. Ya va ganando, pues. Magú en La Jornada.