
Dice el presidente que él no aplicará el dedazo, que será la gente la que elija, y, aun así, se pone a nombrar candidatos propios y ajenos: que si Claudia Sheinbaum, que si Marcelo Ebrard, que si Adán Augusto, que si Lilly Téllez, que si Carlos Loret… Y la verdad es que todos quieren; pero el único que dice que si va y luego que no; que si, pero aún no; que «los tiempos del señor son perfectos» y que es momento de apoyar al presidente… Todo eso y más dice Adán, que más que «corcholata» se siente «taparrosca»: se pone y se quita, según vaya el día. Nerilicón en El Economista.