
Es normal que las campañas electorales modernas tengan su buena dosis de campaña negra, agresiones, contrastes; que se acuse a los candidatos de todos los delitos posibles -incluso algunos que sí cometieron-. Pero lo que no es tan común -aunque a veces pasa- es lo que observamos en la campaña de Hidalgo. La candidata del PRI, Carolina Viggiano y su esposo, Rubén Moreira, ex gobernador de Coahuila, recibieron una oleada de ataques por parte del diputado priísta y ex gobernador de Coahuila, Humberto moreira, cuñado de la candidata. Pidió a los hidalguenses estar atentos al fraude electoral y pidió no elegir a Carolina «porque llenará de balaceras al Estado». Hay quien dice que parte del problema es porque Rubén no lo dejó operar un maximato estatal; para otros, es porque quiere congraciarse con Morena para poder imponer un candidato a modo en la próxima elección de Coahuila. Y si alguien conoce el peor lado del PRI es Humberto: lo único que lo salvó de ir a la cárcel fue la operación política, ya que era líder del PRI Nacional cuando trataron de enjuiciarlo. Así se llevan y están en el mismo cochinero. Rapé en Milenio.