
Pues primero se declararon «amigos de Rusia» y dijeron que las descalificaciones globales por la guerra contra Ucrania se basaban en mentiras y exageraciones… Pero ahora que un congresista norteamericano pidió que les quiten sus visas «por ser enemigos de la democracia y la libertad», se quejan de que agreden su libertad de expresión y de que «ya no podrán ir a Las Vegas». Pero seamos claros: no los callan ni les piden que cambien de opinión. Solo dicen que diputados como Gerardo Fernández Noroña no serían recibidos en su país. Y está bien: cada quien decide a quién deja entrar a su casa, y más si se declara «amigo de sus enemigos» y criminal de guerra. Si se llevan, que se aguanten. Al cabo que odian a los gringos como para ir a gastar allá. Chavo del Toro en El Economista.