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Que el presidente se sometió a un examen médico de rutina… Y no salió del todo bien. Tampoco del todo mal. Trascendió que se realizó un cateterismo… y un testamento político «para garantizar el legado de la Cuarta Transformación por si no llego a completar mi mandato…». A final de cuentas, morirse en el Palacio Nacional lo igualaría con Benito Juárez, uno de sus ídolos históricos. Y, por lo demás, el cartón de Rictus en El Financiero nos dice lo que nos dejó su gobierno en estos años: pocas cosas buenas y muchos problemas más graves de lo que eran antes. Rictus en El Financiero.