
El jueves, Delfina Gómez presentó en la mañanera, ante el Presidente, el tema de la carta compromiso que la SEP pedía a los padres que entregaran el lunes 30, con el regreso a clases. La idea era que los padres aceptaban verificar diariamente que sus hijos no estuvieran enfermos, que si estaban enfermos fueran a recogerlos y que casi casi asumían el costo si se enfermaban. Pero esta semana dijo el presidente que a él no le consultaron, que se oponía a la carta y que fue idea «de alguien de abajo», una inercia del régimen neoliberal «que no se acaba de ir». Ahora todos la desmienten: la Secretaria, el Presidente y hasta la vocera de su vocero. Que si era un borrador, que si no era oficial, que si existía pero no se había decidido usarla, que si se planteó pero no será obligatoria, que solo la Secretaría de Salud puede fijar criterios para reabrir escuelas… Un desmadre, pues. Se entiende que la tal carta compromiso esté alterada y requiera ir al psicólogo a la brevedad. ¡Vive llena de contradicciones y hasta sus creadores dudan de su existencia! Alarcón en El Heraldo.
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