¡Vaya cosa! Mientras que en las calles el clamor es por justicia, medicamentos, frenar los feminicidios y encontrar a los responsables de la línea 12, el presidente presume en las mañaneras que es «el presidente mejor evaluado del mundo» (con un raquítico 60%) y que le gritan en sus eventos que se reelija… a lo que dice que no, que es como Madero. Aunque más bien sea como Díaz: encerrado en su Palacio (o en sus giras blindadas) sin entender el verdadero sentir del pueblo, y pensando en quedarse en el poder, no por la vía de la reelección, sino por la extensión del mandato que ya intentaron sondear con el ministro Zaldívar en la Corte. Esperemos que en ningún caso se de, pero… de que tiene sus sueños, los tiene. Rictus en El Financiero.