Cómo en la vieja estafa de «¿dónde quedó la bolita?», en que tras un par de apuestas sencillas el prestidigitador hace que el espectador busque la bolita en una de las copas -aunque la tiene en la mano y hábilmente la coloca bajo una de las copas no seleccionadas- así nos traen con la vacuna. Supuestamente, ya se había comprado. Pero, hasta ahora, se han puesto algunas de etapa experimental o «fase 3», unas donadas por Donald Trump y recibimos ayer casi 850,000 donadas por el gobierno de la India. Y aunque el personal médico no ha sido totalmente cubierto -faltan muchos que se quedaron con la primera dosis nada más-, ya anunciaron que las vacunas se empezarán a aplicar en zonas remotas a adultos mayores pobres. Cada brigada de vacunación llevará 13 personas; de ellas, solo 3 son personal de salud que tienen que ver directamente con la aplicación de la vacuna. Irán promotores de programas de adultos mayores y de jóvenes, soldados, marinos y guardia nacional, supervisores… y 3 enfermeras o personal similar para atender lo que ellos debían hacer. ¿Queda claro que es un programa propagandístico y de manipulación electoral, antes que sanitario? Lo único bueno es que no hay vacunas suficientes para poder cumplir ese plan de vacunación masiva, por lo que eventualmente su fracaso le puede salir al revés. Así las cosas… Nerilicón en El Economista.