Algo hay de cierto: buena parte de la responsabilidad de los 100,000 muertos por el Coronavirus son por los errores en el manejo de la pandemia que ha cometido Hugo López-Gatell. Pero otra buena parte de la responsabilidad recae en la población que no ayuda: el cubrebocas no es obligatorio, pero esa, una de las mejores medidas de prevención se usa apenas por el 25% de la población -salvo en algunos momentos, como al entrar a un supermercado o al transporte público, aunque te lo pongas de bufanda al pasar el filtro-. Se tienen tapetes sanitizantes sin líquido y jergas limpiadoras que jamás se cambian; hemos dejado de usar guantes y cada vez hay más fiestas con concentraciones de personas mucho más allá de lo prudente, sin cubrebocas, sana distancia ni nada por el estilo. Así que, como dice el refrán que hoy ilustra Horax en Milenio, «Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata». Los cien mil muertos por el COVID en México son un trabajo en equipo, no solo una falla de la autoridad.