Dirán lo que quieran… Pero si se vio mal el presidente López Obrador no solo por no asistir a los primeros funerales de estado que le tocan -de la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle-, sino de decir que no fue porque «lo ibana a abuchear» y que hay una campaña para culparlo del accidente por parte de «mezquinos neofacistas». Durante 18 años vivió azuzando a cuánta víctima pudo (los padres de la Guardería ABC, los padres de los 43 de Ayotzinapa, los macheteros de Atenco, etc., etc….). Y aparentemente se le olvidó que «donde las dan, las toman», o como dice el otro refrán, «a puñaladas iguales, llorar es de cobardes». En fin, que el ganzo se volvió avestruz y mostró que no está a la altura del cargo… Nerilicón en El Economista.
