El consenso científico es que no debe mirarse al sol de frente porque te puedes quedar ciego. Y, por supuesto -como puede verse abajo- Donald Trump no hizo caso. El contraejemplo, según Alarcón en El Heraldo, es Peña Nieto: el no ve ni el eclipse… ni nada más. ¡Vaya que está bien protegido contra las quemaduras!
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