Menudo escándalo. Resulta que el viernes y el lunes, en la Mañanera presidencial, el director de PEMEX, Octavio Romero, ventiló el caso del difunto esposo de María Amparo Cassar. El entonces funcionario de PEMEX, cayó del piso 12 de la Torre y se murió. Pero se dudaba si había sido suicidio o accidente. Por ejemplo, según compañeros, le gustaba sentarse en el borde de la ventana a fumar, y pudo haber perdido el equilibrio con un ventarrón o algo así. Según otras personas, debía mucho dinero, había pedido un préstamo y no tenía cómo pagarlo, por lo que optó por la vía fácil. Como sea, desde hace 20 años María Amparo Cassar recibe pensión de viudez y el monto del seguro pagado en una exhibición, en total, unos 31 millones de pesos a valor actual, que PEMEX quiere que los regresen. El tema es que, si fue suicidio —como alega la autoridad— no proceden los pagos. Si fue accidente, sí. Y, según esto, hace 20 años la señora Cassar y Héctor Aguilar Camín fueron a ver al entonces Procurador de Justicia de la Ciudad, Bernardo Bátiz, hoy miembro del Consejo de la Judicatura, a pedirle que falsearan el reporte para que no dijera suicidio. Según Cassar, ella no fue y no pidió ese favor. Según el libro del presidente, “¡Gracias!”, eso pasó y por eso tiene fresco el caso. Le preguntaron a Bátiz y él dijo: “La verdad, no me acuerdo. Pero si el presidente dijo que así fue, así fue. Él tiene mejor memoria que yo, y más para esos casos”. ¿Y que es lo grave? Que Cassar dirige Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), la organización de la sociedad civil que más corrupción e impunidad ha revelado en los gobiernos de Calderón, EPN y, fuertemente, con AMLO. Y Cassar acaba de presentar su libro “los puntos sobre las íes”, que resume los errores de la actual administración. ¿Será por eso el ataque?
El Bátiz Pinocho, por Chavo del Toro en El Economista.