
Que la Guardia Nacional debía ser una corporación civil. Pero al presidente le encanta que el ejército sea obediente. Y más le gusta por eso. ¿Su solución? Pues nada: que la Guardia Nacional pase a control de la SEDENA. Parece que su objetivo final es hacer que desaparezca el Ejército y quede entonces que México es una nación «desmilitarizada»… aunque solo de nombre. Y como la Constitución prohíbe tales desatinos, y como la oposición ya le dijo que «no aprobarán eso», pues la solución es que sea mediante decreto y punto. Ojalá y no funcione, porque tal desatino es equivalente a un golpe de Estado. Porque aunque haya quien diga que la Constitución dice que «es el comandante de las fuerzas armadas» y que el Ejecutivo puede organizarse como mejor le convenga… también el marco legal fija los límites para ello. Y conviene que los respetemos, aunque le digan «no» al presidente. Horax en Milenio.