Nuevamente, el presidente protestó en la mañanera porque el juicio a García Luna en Nueva York se volvió a posponer. Está expectante porque espera que Calderón salga implicado en el narco; pero el problema es que las supuestas acusaciones contra García Luna se basan en testigos protegidos, anónimos, y que, curiosamente, fueron capturados en 2008 y apenas en 2018, ya con este sexenio, se «acordaron» de que llevaban dinero a Los Pinos. Y el fiscal ha pospuesto la audiencia porque no hay pruebas suficientes para sostener la acusación. Pero bueno… aunque se desespere el presidente, allá si hay que juntar evidencia. No como los casos emblemáticos de la FGR que se caen porque hasta los testigos protegidos se van a cenar pato laqueado y no aportan nada de datos. Para colmo, y sin decirlo, el fiscal de Nueva York está molesto porque pidió la colaboración de la Fiscalía General de la República y de la Unidad de Inteligencia Financiera… y ni siquiera lo están persiguiendo por esos delitos y las «pruebas» que mandaron son recortes de periódicos. Así no se puede. Hernández en La Jornada.