
Pues nada. Que ya se inició el negociazo que es el Mundial de Catar. Para la FIFA, el torneo de cada cuatro años que reúne decenas de países y millones de espectadores sigue adelante, a pesar de las acusaciones por violaciones a los derechos de las mujeres, las minorías y la comunidad LGBTII, entre otras. Por supuesto, los derechos humanos es lo de menos cuándo un país gasta 200,000 millones de dólares en infraestructura para el torneo. Porque, además de una fiesta global, es un negocio. No hay que perderlo de vista.Pues nada, ya que no se logró boicotear ni impedir, llegó el momento de disfrutar de 64 partidos de futbol, por primera vez en un país árabe. Nerilicón en El Economista.