
Como una manera de controlar la inflación alimentaria, hace poco menos de un mes al gobierno federal se le ocurrió la “brillante” idea de reducir los controles sanitarios en la producción e importación de ciertos alimentos. Eso contribuirá a reducir los costos, alegan. Y en lugar de que la burocracia encargada de la revisión sanitaria -incluyendo la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Alimentaria (SENASICA)- apliquen controles preventivos de riesgos sanitarios y controles de importación y venta, los comercializadores serán responsables si algo malo pasa… después de que pase. Y pues no tuvimos que esperar mucho: llegó carne contaminada a Chiapas, y ya tenemos la primera muerta y 20 intoxicados al menos. Pero salió barata. No mucho más -no como lo ilustra el cartón de Horax en Milenio- pero más barata. Excepto para 21 personas. Así pasa. Pero seguro alegarán que malos empresarios enemigos de la 4T importaron carne dañada con toda la intención de perjudicar al presidente falsamente.