
Que le preguntaron al Presidente si, en el caso Ayotzinapa, podían ir «tope donde tope»… y dijo que sí. Al grado que se giraron más de 83 órdenes de aprehensión, algunas contra militares. Pero, al final, se desecharon buena parte de ellas -a manos de la misma FGR, quien las solicitó… pero no por la fiscalía que lleva el caso. Y el Presidente estuvo de acuerdo: No se va a pelear con los militares. Así que el fiscal que atiende la indagatoria renunció, y el subsecretario hace berrinche… y el Presidente solo atina a decir en la mañanera que «hay muchas presiones sobre el tema». Quedan dos dudas que plantea Perujo en El Economista: 1.- ¿Dónde manda general, quien gobierna? Y 2.- ¿Fue el Estado? ¿Cuál de todos, en esa continua contradicción interna? Perujo en El Economista.