
Tristemente cierto lo que menciona Garcí en su cartón en El Financiero (que, atípicamente, hicimos más grande que el tamaño normal: para que se pueda leer). El tema no sólo es que no hay vacunas para COVID, sino que tampoco se compraron -y eso desde el año pasado- vacunas contra tuberculosis, sarampión y poliomielitis. Enfermedades que ya estaban erradicadas del país y que han vuelto a aparecer. Y, para colmo, la Secretaría de Salud dejó partidas sin ejercer en tanto que el IMSS y el ISSSTE tuvieron superávit de operación. Queda claro que las fallas administrativas y el modelo impulsado por la Cuarta Transformación tendrá en la salud pública su peor déficit, más alto incluso que la caída de la economía o el aumento de la inseguridad pública. Veremos en qué acaba esto, pero tememos que, como señala Garcí, las huellas serán en las vidas de cientos de miles de personas.
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