Cierto: en los delitos -y más en los de jóvenes- hay dos personas involucradas, una que puede acabar muerto… y otro que puede vivir para mal. De cualquier manera, la vida se pierde. Y, en uno de los casos, por más tiempo y de manera más dolorosa. Por eso, en vez de únicamente quejarnos, hay que acercarse a quien hace algo al respecto. Por ejemplo, Fundación Reintegra. Actuemos más allá de la queja. Visiten su sitio de Internet. Click sobre la imagen para agrandar.

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