Pues hay quien dice que «el PRI está muerto» al ir en tercer lugar en la campaña presidencial, pese a tener al candidato mejor preparado y con mayor experiencia de todos. Pero lo mismo dijeron en el 2000, cuándo perdió la presidencia por primera vez. O en el 2006, cuándo llegó en tercer lugar en la elección. Y en el 2012, en que decían que el Peñanietismo iba a sobreponerse al Partido y acabar con él para hacer algo propio… Tal vez la novedad ahora es que si gana un «priísta clásico de los setenta», como parece el Peje, podrá ocurrir lo mismo que tras la victoria de la izquierda en la Ciudad de México en 1997: se sumaron buena parte de las bases priístas -en particular los burócratas- con el nuevo «partido en el gobierno» hasta hacerlo «partido del gobierno», hasta que el PRD se fraccionó en Morena y PRD. Veremos si Garcí en El Financiero ahora si tiene razón.