El “Plan Michoacán por la justicia y la paz”, presentado por la presidenta Sheinbaum para tratar de detener el conflicto social en ese Estado tras la muerte del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, contiene los mismos elementos que tenían las propuestas de Calderón en Ciudad Juárez y Peña Nieto en el mismo Michoacán: atender las causas, volcarse en los jóvenes, atender el tejido social y la recuperación de los espacios públicos. Todas estas medidas sirvieron, parcialmente, en donde se aplicaron. Pero venían con un componente de seguridad pública que este plan está dejando de lado. Tal vez, como comenta Hernández en La Jornada, porque se perciben como “estrategias fallidas del pasado”, como “la guerra contra el narcotráfico” de Calderón o las “autodefensas” de Peña Nieto. Como sea, creemos que el plan de 57,000 millones algo ayudará, pero dista de resolver el problema de fondo: que los criminales están empoderados y el Estado debilitado.