Después de pasar unos días como jeque en Emiratos Árabes y en Jordania, por fin el senador con licencia Gerardo Fernández Noroña fue a Gaza en Palestina. Y regresó profundamente conmovido, llorando “porque no es justo que te traten como animal, sin darte opciones de salud o de educación, sin que le importes a nadie; que unos se preocupen solo por su dinero y su bienestar, y no por atender sus obligaciones con el que sufre”. Y lloró y lloró, realmente compungido por la situación de los niños y niñas gazatíes. Y sería genial si hubiera hecho lo mismo por los niños con cáncer mexicanos que no tienen medicamentos; por los miles de niños que dejaron la escuela desde la pandemia o desde la pobreza; con los jóvenes masacrados en los campos de entrenamiento de Jalisco… Y todos esos abusos y abandonos de la infancia y la niñez mexicana a manos de los gobiernos nacionales, marcadamente los de la autoproclamada “cuarta transformación”, de la que él es parte prominente. Por lo pronto, nos unimos a su llamado solidario con los que sufren… pero no solo en medio oriente: también en medio México. Rictus en El Financiero.