Tres versiones de lo mismo: en el discurso, la desaparición del amparo es algo bueno porque va a evitar que los ricos y poderosos usen esa figura jurídica para evitar pagar impuestos (te hablan, Ricardo Salinas) o para evitar que se detengan o encarezcan las obras públicas, en especial las inútiles (te hablan, Tren Maya). Pero en realidad es para decir que, dado que el gobierno lo puso el Pueblo Bueno, todos tenemos que callar y obedecer ante lo que mande el gobierno… justamente lo opuesto a lo que, desde mediados del siglo XIX, hacía el Amparo: ofrecernos una herramienta en contra de los abusos de la autoridad. Ahora, será voluntario el respetar los derechos individuales, que a fin de cuentas el gobierno ya no tendrá contrapesos, pues es la mayoría encarnada, dicen. Cartón de Paco Calderón. Clic sobre la imagen para agrandar.