
Más datos salen sobre Adán Augusto: cobró 47 millones de pesos de empresas a las que “asesoró” mientras era secretario de Gobernación y precandidato presidencial. Incluso, pagó solo 2.4% de impuesto por esos pagos. E, incluso, algunos llegaron de empresas consideradas fantasmas por el SAT. La presidenta dijo que “le toca al senador explicar la situación”, dejándolo morir solo. ¿Su defensa? Que le pagaron eso por asesorías “porque soy el mejor notario de Tabasco”. Pues si estaba en sus declaraciones fiscales, porque por algo los tiene el SAT. Que no están en sus declaraciones patrimoniales “por error” y, la mejor… que es “fuego amigo”. Que él sabe quién está filtrando los datos “y que se van a tener que aguantar cuándo les llegue una fiestecita a su capillita”. Mientras tanto, se ve afectado mortalmente, al menos según lo pinta, con una estaca morena en su corazón vampírico, Rictus en El Financiero.