
Todos estamos compungidos por lo sucedido el miércoles en el Puente La Concordia, en los límites de CDMX y el EDOMEX. Una pipa, manejada con aparente exceso de velocidad, se volcó provocando un incendio que lleva casi 100 heridos y 10 muertos. Parece que la compañía no tenía ni seguro vigente. Pero esa misma noche, ni horas después, el gobierno de la ciudad repavimentó la zona, de manera que no se pudiera probar que fueron sus descuidos y baches parte de los responsables del accidente. ¿Peor aún? Que tras una primera sesión terrible -ni siquiera se declaró abierta o que hubiera quorum, y las votaciones fueron una comedia de enredos-, el presidente de la Suprema Corte del Acordeón salió a dar su pésame a las víctimas y su reconocimiento a los gobiernos de ambas entidades “por la rápida y oportuna respuesta”. Se le olvida que él debe ser neutro, porque si a alguien le da por demandar al gobierno de la ciudad por considerar que los baches fueron corresponsables del hecho, él ya se declaró parcial en público. La novatada, que le dicen: hay que ser empático con los afectados, pero eso no es su rol como presidente de la Corte, definitivamente. Horax en Milenio.