
Todos lo vimos: Pío López Obrador recibía sobres amarillos llenos de dinero, de parte de un funcionario federal en Chiapas, y decía que eran “para la campaña de su hermano y para fortalecer al partido”. Pues no: según el INE, al ser dinero en efectivo, no se pudo trazar si se usó en la campaña, en el partido o comprando comida en la carretera, por lo que no se puede asumir que fue a parar a las campañas, ni que lo que confesó en las grabaciones fuera un delito electoral. Puro y santo, Pío López ha quedado purificado y amén. Alarcón en El Heraldo.