
Uno de los lemas de campaña de Morena fue “por el bien de todos, primero los pobres”. Nada que oponerse a esa idea. Otro, que convirtió en su señal de identidad, “No robar, no mentir, no engañar al pueblo”. Pero tras el “verano de locura” en que algunos líderes morenistas aparecieron en Europa, o en Japón, saliendo de boutiques de lujo; o que se les detectaron joyas y vestuario por más de dos millones de pesos —-en donde alegan en su defensa que “no son piezas originales, sino piezas piratas mucho más baratas-—. O aquel vice coordinador que se hizo una enorme fiesta de cumpleaños en Madrid… O el hijo del Líder Moral Máximo, quien dijo que su hotel en Japón costaba apenas 7,500 pesos la noche e incluía desayuno; pero que omitió que una sola cena le costó 43,000 pesos, según las facturas conseguidas por un medio de comunicación… Pues ya mejor, la presidenta de Morena dijo: “Compañeros, les vamos a pedir que no presuman sus lujos. Sabemos que se los pueden pagar, pero, por favor, sin presumir”. Y entonces, ¿para qué quieren lujos, si nadie los va a envidiar? Rictus en El Financiero.