
Pues qué ahora resulta que Andy se queja de que lo mandaron espiar a Japón; que tiene derecho a irse de vacaciones, pagar 7,500 por noche y comprar ropa en Prada, porque “es fruto de mi trabajo y el resultado de una incansable lucha a favor de los más pobres”. Por supuesto, lo ataca la derecha y lo hacen por molestarlo. ¡Pobre! Ser incongruente con lo que pregona su padre no debería ser motivo para acosarlo, porque ningún líder morenista lo vive, no solo él. Horax en Milenio.