El golfista presidente de EE. UU. sintió que, con hacer un tiro de precisión y colocar bombas “anti búnker” en los lugares en que, se supone, Irán enriquece uranio para su programa nuclear, le bastaba para acabar una guerra en que se acababa de meter, sin autorización de su Congreso y ganarse el Premio Nobel de la Paz. Pero… Ni su aliado, Israel, ni su enemigo, Irán, aceptaron el cese al fuego y afirmaron que continuarán las hostilidades. Y, seamos claros: ni China puede oponerse al poder militar de Estados Unidos en una confrontación de ejército a ejército. Pero en Vietnam perdieron al enfrentar una guerra de guerrillas, con el pueblo tomando paritdo en contra de los invasores (aunque prefirieran la democracia, no la quieren impuesta por una potencia extranjera). Así que aún “estamos en el hoyo” y su estrategia de decir “cada quien con su golpe», no fue avalada por los beligerantes. Horax en Milenio.