
Hugo Aguilar, presidente electo de la Suprema Corte por voto popular, en sus primeras declaraciones a prensa declaró que “a mí no me puso nadie, por mí votaron los pueblos indígenas, principalmente”. Lo cual es parcialmente cierto: fue en las casillas rurales de Oaxaca y Chiapas, principalmente, en que hubo los mayores casos de casilla zapato, de casillas con más votos que votantes, y casos en que el 100 % de los votos eran idénticos al “acordeón” que se hizo conocido a través de una página web de Morena. Así que mal empieza creyendo que fue por sí mismo y no por un apoyo venido desde Palenque, ni siquiera desde Palacio Nacional. También se comprometió a llevar a la Suprema Corte a los estados, a tener sesiones públicas “para atender al pueblo” y a atender “a las necesidades de la gente antes que a los grandes despachos. A esos se les seguirá atendiendo, pero la prioridad debe ser el pueblo llano”, declaró. Luego matizó diciendo que esa era su posición, pero que tiene que platicar con los demás ministros. Chavo del Toro en El Economista.
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