Curioso, muy curioso, que las protestas en California tras las detenciones de migrantes (legales e ilegales: al ICE le da igual y “agarra parejo”) agarraran aire justo cuánto el pleito entre Donald Trump y su principal donante a la campaña, Elon Musk, llegara al extremo de que la gente incendiara Teslas y las ventas de la compañía cayeran hasta un 70 % respecto a las de un año atrás. Cómo que se requería un nuevo villano para alejar la responsabilidad de Donald Trump en el daño a la economía estadounidense por los aranceles, y al principal fabricante automotriz de aquel país. Porque nada une más a la gente que un enemigo común. Alarcón en El Heraldo.