Pocas sorpresas nos dejó la elección de ministros a la Suprema Corte. Y una de las más positivas, es que Lenia Batres, a quien se le consideraba la gran favorita para presidir la Corte — -pese a su demostrada ignorancia del tema constitucional y la bajísima productividad que tiene-—, quedó en segundo lugar. O, como dice Horax, “es la ministra del pueblo, aunque el pinche pueblo no la quiera”. Pobre de la “Ministra burra”. Le pegaron en el ego.