Llama la atención que, en el caso del campo de exterminio de Teziutlán, el gobierno federal insista en acusar a los gobiernos municipal y estatal, de Movimiento Ciudadano, de encubrimiento e ineptitud. Y que insista en que es culpa de Felipe Calderón por haber iniciado la “guerra contra el narcotráfico”. Pero la evidencia fotográfica en Google Earth demuestra que en 2012 el terreno seguía baldío, que es después cuándo se hace el rancho. Y que la ropa y demás se dejan en el rancho después de que lo intervino la Guardia Nacional y que, desde entonces —en pleno gobierno de López Obrador— la FGR decía que haría una investigación. Aparentemente, el inmueble fue vuelto a utilizar cuándo ya estaba resguardado por la GN. ¿La respuesta de la presidenta ante todas esas evidencias? Que se está usando el caso “para agredir a AMLO. ¡Ya déjenlo en paz!” Por eso, Horax en Milenio nos recuerda el “síndrome de Estocolmo”, en que las víctimas terminan simpatizando con sus agresores más que con las fuerzas del orden. Pero lo hace con un magnífico juego de palabras. ¿Y las madres buscadoras? Valen idem, porque aquí la única víctima real y que preocupa al gobierno es su líder moral. No, pues qué bien tienen su prioridades…