Si a algo nos está acostumbrando a la cuarta transformación, es que sus procedimientos legales son bien raros, por no decir inexistentes. Ponemos un ejemplo: para la reelección de Rosario Piedra en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, varios senadores de Morena habían dicho que no iban con ella, por ser la peor evaluada y por su mal desempelo. Aún así, obtuvo unanimidad de esa bancada y sus aliados. Ahora, a 24 horas de cerrar el proceso, habían registrados menos de 7,000 candidatos en la elección de jueces y ministros. Pero se cayó el sitio y, una vez recuperado, “aparecieron” más 43,000 aspirantes registrados. Hay versiones de que le pidieron a toda persona trabajadora del sector público que sea abogado de formación, que se inscribiera o sería dado de baja. Total, los candidatos que van a pasar el filtro son los que pida el gobierno y no los que tengan las capacidades o el interés. Pero no podíamos darnos una mala señal de qué no hubiera interés en este proceso, que supuestamente demandó el pueblo con 30 millones de votos. ¡O hasta de candidatos! A ver que dicen los mapaches guindas ahora. Pero no lo hubieran hecho sus rivales, que si no… Los quemaban en leña verde. Horax en Milenio.