
Mientras casi todo el mundo tiembla ante el relanzamiento de una presidencia de Donald Trump, hay alguien que está feliz: le cae como anillo al dedo. Porque todo lo que salga mal, podrá culpar a Trump, a su visión del mundo o sus agresiones. ¿Se cayó la economía? Es por la amenaza de aranceles y el riesgo de abandono del T-MEC. ¿Hay problemas de inseguridad? Será por el posible bombardeo que hará de los laboratorios del narco en el norte del país. ¿Hay oposición? Es porque son apátridas que piden la intervención rumpiata. ¿Le va mal a la presidenta? Es por la misoginia del líder del país al norte. Total, que ya tiene un villano favorito al cual colgarle todos los fracasos. Y si dicen que “eso no funciona, no hay pueblo tan tonto”, vean a Cuba: casi siete décadas de “revolución castrista”, y todo lo que está mal es culpa de los gringos. Pero como Trump de México y su gobierno solo quiere apoyo para frenar el fentanilo y los migrantes, con que le den todo lo que pida en esos dos temas, ni se meterá en la desaparición del Estado de derecho, los órganos autónomos ni en la pax narca de su país al sur. Sí, como dice Chavo del Toro en El Economista, “les cayó como anillo al dedo”. Así como la pandemia de COVID ayudó a normalizar muchos fracasos de su antecesor: si algo salió mal, fue por la crisis global. Ni más ni menos.