
En algunos cómics de Marvel, luego llevados al cine, el antagonista Thanos requiere juntar en su guante todas las gemas del infinito, ya que una vez que las tenga instaladas, podrá cumplir todos sus deseos con solo un chasquido de sus dedos. Incluso, claro, desaparecer la mitad de la humanidad, lo que en su visión le permitirá que se acabe con la pobreza y el sufrimiento por la escasez de recursos naturales, y que los sobrevivientes vivirán mejor y más felices. Esto, claro, porque se hará mediante un sorteo, sin que medie preferencia particular o mérito alguno: héroes, villanos y personas promedio morirán si les toca, y no porque conozcan a alguien o porque se hayan portado bien. Horax en Milenio nos recuerda que, en la adaptación mexicana, ya le dieron a “alguien” la piedra que le faltaba para completar su guante de los deseos infinitos: ayer la Suprema Corte, con un voto faltante, consideró desestimar la valoración de sí la propuesta de ley de supremacía constitucional es legal o no, con lo que ahora cualquier barbaridad que saque el poder Legislativo de la 4T (con su mayoría ilegítima, construida con interpretaciones legales amañadas y “doblando” senadores opositores) no podrá ser revisada en su legalidad y validez. Todo está bien. Un poder como el de Thanos, pero que solo alcanza al país y no al Universo. Al menos. (Y falta ver cuánto lo acota el nuevo presidente de EE. UU., Donald Trump).
Postdata: este cartón tuvo continuación. Pueden verla aquí (y, sin duda, vale la pena. Les hará reir).
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