
Ya viene el Halloween, esa festividad pagana y divertida, en que los niños se ponen disfraces que dan miedo (a veces, ternura) para ir a pedir dulces o hacer travesuras a quienes no les den. Excepto en Sinaloa, en donde, tras casi dos meses de enfrentamientos cotidianos y muertos a diario, ya la pregunta relevante no es “¿dulce o travesura?”, sino “¿Chapito o Mayito?”. Y vaya que cualquier respuesta es para sentir no miedo, sino pánico. Horax en Milenio.